Una de las presentaciones en Lima de El Cantante. |
Seis conciertos inolvidables brindó Héctor "El Cantante" Lavoe en nuestra capital, dejando a todo su público satisfecho, sobre todo a la gente del Callao que, desde que escucharon su magistral timbre de voz, siempre ha idolatrado al salsero de Puerto Rico.
"El rostro de Lavoe es un símbolo de identidad para el Callao", afirma el escritor chalaco (oriundo del Callao) Mario Aragón, cuyo libro "Salsa y sabor en cada esquina. Mi visión de Héctor Lavoe en el Perú", que presenta el 8 de abril en Lima, trata de explicar los orígenes del fanatismo de los peruanos por el puertorriqueño.
"No hay un cantante que haya llegado tanto al alma popular. Al menos en el Callao, Lavoe es un icono llevado casi a la santidad. Hace unos años, la gente se tatuaba a Sarita Colonia, una beata local, pero ahora lo hacen con Lavoe", comentó Aragón, cuyo libro está editado por Selección Gallera y Ediciones Altazor.
Todo el fanatismo del pueblo chalaco comienza cuando Lavoe brinda el primer concierto en la Feria del Hogar en 1986, provocando un lleno total. Según Aragón, "hubo un matrimonio con el pueblo del Callao desde el primer concierto". El Cantante bailó su salsa dura como nunca lo había hecho en ningún otro país. Varios expertos musicales afirman que estas presentaciones ayudaron mucho a Lavoe para "resucitar" su estilo musical.
Cada generación del Callao ha escuchado a Lavoe "desde que está en la barriga de su madre." La lírica y composición en sus canciones tocó el alma del barrio popular chalaco, provocando una veneración poco común por un pueblo muy identificado con la letra de Lavoe. "Calle luna, Calle sol", "Juanito Alimaña", "El rey de la puntualidad", entre otras canciones, son las favoritas de los chalacos pues describen la realidad de los barrios.
El pueblo chalaco no pondría otra banda sonora a su vida que no fuera una salsa de Héctor Lavoe porque la identificación es grande ya hacia más de 20 años de su trágica partida.
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