La banda de Santana siendo resguardados. |
Hace 40 años, para ser mas exactos en 1971, Carlos Santana iba dar un gran concierto en el Perú que gracias al gobierno de Velasco fue censurado y no se llegó a realizar.
Para esos años ya tenían en sus manos “Santana III”, cuyos temas “Everybody’s Everything” y “Everything’s Coming Our Way” los convirtieron en ídolos del momento. Así, Carlos Santana y su gente llegaron al aeropuerto Jorge Chávez el miércoles 8 de diciembre. El 11 debían tocar en el estadio de San Marcos.
Para cuando los músicos pisaron tierras peruanas, las entradas para su concierto ya estaban agotadas. Todo iba bien hasta que para el jueves 9 la Prefectura de Lima aún no daba el permiso definitivo. El prefecto, coronel Guido Benza, admitía que tenía la solicitud, pero que esperaba órdenes superiores del Ministerio del Interior. El comunicado de censura no se haría esperar. En tanto, el grupo en pleno tuvo que ir de ‘invitado’, ese mismo jueves, a las instalaciones de Seguridad del Estado de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP). Pero esa visita duró todo el día. Era obviamente una detención. Las versiones más alentadoras insinuaban que Santana tocaría ya no en San Marcos, sino en el Estadio Municipal de San Isidro.
La presión provenía por un lado del Gobierno y, por el otro, de los radicales de izquierda sanmarquinos, que atacaron las instalaciones de su propio estadio, quemaron un auto y abrieron los grifos de la cancha para inundarla. La universidad publicó, el viernes 10 en el diario El Comercio, un comunicado en el que responsabilizaba de los actos vandálicos a “un pequeño grupo de pseudodirigentes de la llamada FUSM”, y señalaba que la mayoría de sanmarquinos aprobaba el espectáculo.
Concierto censurado
Para el viernes 10 ya todo estaba consumado. Entre el público que ya había adquirido sus entradas cundía una rara mezcla de nacionalismo y apelación a las buenas costumbres, y hasta el vals criollo fue argumento para oponerse a la música de Santana . Los jóvenes empresarios que se arriesgaron a traer a los músicos, los hermanos Jorge y Peter Koechlin, fueron detenidos también en la PIP, y nada pudieron hacer frente a un comunicado oficial del Ministerio del Interior que, repleto de autoritarismo, confirmaba que el viernes 10 toda la banda fue conducida desde la prefectura hacia el aeropuerto para que tomara el primer avión de regreso.
Carlos Santana no declaró nada y su paradero final sería Los Ángeles. El grupo recién recibió una explicación de los organizadores cuando estaban de paso por Miami. Los hermanos Koechlin informaron que perdieron 2’800.000 soles con la cancelación del concierto y remarcaron que la banda no había venido a hacer política, sino música.
Al final se confirmó que el espectáculo tenía los permisos de la Municipalidad de Lima, el Ministerio de Educación y el Instituto Nacional de Cultura, pero de nada sirvió. El dinero fue devuelto a los fans a partir del martes 14. Algunos no pidieron la devolución y prefirieron quedarse con la entrada de un concierto que no pudo ser.
Fue sino hasta el 21 de julio de 1995 que lo fans esperaron para ver tocar a Santana, pero esta vez en el Estadio Nacional.